lunes, 8 de agosto de 2011

Avicena


Avicena (en latinización del nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sīnā; en persa: ابو علی الحسین ابن عبدالله ابن سینا; en árabe: أبو علي الحسین بن عبدالله بن سینا) (Bujará, Gran Jorasán, c. 980 – Hamadán, 1037) fue un médico, filósofo y científico persa. Escribió cerca de cuatrocientos cincuenta libros sobre diferentes temas, predominantemente de filosofía y medicina. Sus textos más famosos son El libro de la curación y El canon de medicina, también conocido como Canon de Avicena. Sus discípulos le llamaban Cheikh el-Raïs, es decir 'príncipe de los sabios', o el más grande de los médicos, el Maestro por excelencia, o en fin el tercer Maestro (después de Aristóteles y Al-Farabi). Es asimismo uno de los principales médicos de todos los tiempos.


Era hijo de un alto funcionario. En Bujara estudió Medicina y Filosofía. Fue médico de la corte y consejero en temas científicos. Su escrito más importante fue El libro de la curación, obra enciclopédica de la que se tradujeron algunas partes al latín. De entre ellas, las que más influencia ejercieron en la edad media fueron la Lógica, la Filosofía de la Naturaleza, la Psicología y la Metafísica. Él mismo cuenta que leyó cuarenta veces la Metafísica de Aristóteles, llegando incluso a saberla de memoria, pero que sólo pudo entenderla gracias a un libro de Alfarabí, Diseño de la Metafísica, que compró por casualidad. En el siglo XII se tradujeron algunas de sus obras al latín. Ello permitió que la filosofía de Aristóteles cobrara más presencia en Occidente, aunque la versión aristotélica de Avicena estuviera fuertemente influenciada por el neoplatonismo. Así Avicena se constituyó en el vehículo de ideas que serían claves para la Filosofía Occidental: la Metafísica como ciencia del "ser en cuanto ser"; el "esencialismo", que distingue la esencia de la existencia y considera a esta última como un accidente de la primera; la concepción del alma como sustancia inmaterial capaz de autoconciencia, con una esencia distinta de la del cuerpo. Tuvo una gran influencia en pensadores posteriores de la talla de Tomás de Aquino, Buenaventura de Fidanza o Duns Escoto. También planteó un pensamiento similar al de Descartes, pero mucho antes que éste, en el que exponía que un hombre suspendido en el aire aislado, sin ningún contacto con nada, ni siquiera su propio cuerpo, sin ver ni oír, afirmará sin duda alguna que existe e intuirá su propio ser.


En muchos libros de filosofía se hermanan su pensamiento con el del cordobés Averroes, pues suponen el acercamiento del islam (y del Cercano Oriente en general) a la filosofía griega. Avicena negaba la inmortalidad del alma individual. A través de él, Occidente entró en contacto con la doctrina del Intelecto Agente único, común a todos los hombres. En realidad no hacia sino tomar esta idea de Alfarabí. Cada individuo posee un intelecto paciente que, al volverse hacia el intelecto agente, recibe de él las formas inteligibles correspondientes a sus imágenes sensibles. Por la repetición de este esfuerzo se puede adquirir cierta aptitud para recibir la ciencia del intelecto agente. Cualquier cosa que pensemos, siempre la concebimos como "algo que es". 


Avicena desdobla la noción de ser en dos: ser necesario (que no tiene causa y por su esencia no puede no existir) y ser posible (que puede existir sólo si es producido por una causa). Por la experiencia conocemos únicamente objetos cuya existencia depende de determinadas causas. Tanto ellos como sus causas son "posibles", no "necesarios". Toda la serie de causas que da existencia a los seres posibles es, también, posible y no necesaria. Y siendo que lo posible es lo que necesita una causa para ser, resulta que si no hubiese más que posibles no existiría nada. Por lo tanto, debe existir un ser necesario, porque si no nada existiría. Este ser necesario es Dios. Dios posee la existencia en virtud de su esencia, en él esencia y existencia son una sola cosa. Por ello no se lo puede definir, no cabe preguntar de él qué es, porque no hay un qué. En todos los demás seres se distingue la esencia de la existencia y, como no existen en virtud de su esencia, Avicena considera que la existencia se les añade como un accidente a su esencia y sostiene que la producción del mundo por parte de Dios es eterna. El mundo es un efecto eterno de una causa eterna, Dios.

3 comentarios:

miguel dijo...

Interesante visión sobre la necesaria existencia de Dios y la indeterminada posibilidad de existencia de cualquier otro ser vivo.
Un saludo.

Stop dijo...

Los seres humanos necesitamos datos. Cualquier estímulo, es un dato. En el plano cognitivo, las palabras son los datos, los ladrillos, con los cuales realizamos los pensamientos y las ideas conscientes. En ocasiones podemos tener la necesidad de expresar algo que no sepamos transmitir correctamente. Para subsanar esta carencia, utilizamos la herencia cultural, lo que otros pensaron y elaboraron. Este uso se practica mediante el vocabulario, el estudio y la reflexión lógica y racional de las cosas.

Por pura imposición empírica, no podemos saber el resultado cierto o las características reales de un proceso sobre el que carezcamos de datos.

Los datos son los que nos llevaran a una solución, que hasta que quede totalmente demostrada, llamaremos teoría.

Las matemáticas tienen la inmensa ventaja de que pueden plantear problemas lógicos, pero utilizando números, secuencias infinitas, sus relaciones, con sus fórmulas de relación entre las mismas. Este escueto lenguaje de diez números (incluido el cero), más varios centenares de letras y grupos de letras "especiales", pueden ser utilizados por unos pocos privilegiados para dar soluciones, teóricas, lógicas, a fenómenos que tardarán décadas en poder ser descubiertos y demostrados como ciertos.

Los seres humanos somos demasiado ignorantes, desconocemos demasiadas cosas como para poder realizar teorías mínimamente afortunadas sobre lo que es el Universo, o sobre si existen más Universos, etc., etc., etc., y sobre el supuesto Dios... ya no digamos. No estamos capacitados, pero algún día, quizás, alguien de en el clavo.

Eladio García dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios.

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