sábado, 14 de mayo de 2011

Averroes

 Dedicada a herakles.
Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (en árabe أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد) (Córdoba, Al-Ándalus, 1126 – Marrakech, 10 de diciembre de 1198), se le conoce en occidente como Averroes, que no es otra cosa que la latinización del nombre árabe Ibn Rushd. Es considerado por muchos como el más importante filósofo árabe de la Edad Media. Sus conocimientos se extendían a todos los campos del saber: Filosofía, Teología, Derecho, Matemática, Astronomía, Física, Medicina, Poesía. Ejerció como juez y como médico de la corte. Las intrigas de sus adversarios le valieron el exilio. Murió en Marruecos en el año 1198.
Averroes proviene de una familia de estudiosos del derecho. Su abuelo fue juez principal de Córdoba bajo el régimen de los almorávides. Su padre mantuvo la misma posición hasta la llegada de la dinastía almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de Sevilla sirviendo en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
Además de elaborar una enciclopedia médica, su producción literaria gira sobre la obra de Aristóteles (de ahí que fuera conocido como «El Comentador»). En su obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del Islam. Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.
A finales del siglo XII una ola de fanatismo invade Al-Ándalus después de la conquista de los Almohades y es desterrado y aislado en la ciudad de Lucena, cerca de Córdoba, prohibiéndose sus obras. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de la censura. Gran parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus (Alcira, provincia de Valencia, 1164-1223), quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.

Sus obras son, en su gran mayoría, comentarios, explicaciones y críticas de interpretaciones de filósofos anteriores, como Avicena, de las obras del estagirita. Pretende con ello devolver a la filosofía aristotélica su pureza, que había sido opacada por interpretaciones cargadas de platonismo. Averroes sabía que esta tarea no le resultaría fácil porque devolver al aristotelismo su pureza era dejar al descubierto afirmaciones muy difíciles de conciliar con la fe.
Averroes intenta definir con claridad las relaciones entre la Religión y la Filosofía. Él entiende que las mayores dificultades se producen cuando se hace participar de las discusiones filosóficas a personas incapaces de comprenderlas. Para solucionar esto distingue tres tipos de hombres: los filósofos, hombres de demostración, que buscan pruebas rigurosas; los dialécticos, que se conforman con argumentos probables; y los retóricos u hombres de exhortación, que sólo entienden la predicación que apela a la imaginación y las pasiones. El Corán (libro revelado por Dios a Mahoma, equivalente a la Biblia judeo-cristiana) puede ser leído en su sentido simbólico y literal por los ignorantes y, al mismo tiempo, puede ser interpretado en su sentido profundo y oculto por los sabios. Cada quien debe interpretar el Corán según el tipo de hombre que es. Es un error y un peligro difundir las interpretaciones de los sabios entre los espíritus inferiores; ello sólo genera una mezcla lamentable de Oratoria, Dialéctica y Filosofía que lleva a la confusión y la herejía. Hay que mantener, por tanto, la delimitación entre la Filosofía (ciencia de las verdades absolutas), la Teología (explicación dialéctica y verosímil) y la Religión (persuasión de los espíritus inferiores).
En base a lo recién apuntado, se atribuyó a Averroes la así llamada "Teoría de la Doble Verdad", según la cual dos afirmaciones contradictorias podrían ser ambas verdaderas, una para la razón y otra para la religión. De todos modos, no hay testimonios de que él sostuviera algo semejante. En los casos de conflicto entre la fe y la razón, se atiene a lo que enseña la fe. “¿Qué pensaba realmente? (se pregunta Gilson) La respuesta queda oculta en el secreto de su conciencia […] su misma doctrina le prohibía hacer nada que pudiese debilitar una fe necesaria para el orden social.”
Retoma la definición aristotélica de Metafísica como ciencia del ser en cuanto ser. Y entiende por "ser" la sustancia que es, la cosa individual, y más aún lo que determina a la cosa real a ser lo que es. Todo ser es sustancia o accidente de una sustancia. No se plantea por separado el problema de la existencia y mucho menos la considera como un accidente, al modo de Avicena.
Todo lo que se mueve es movido por un motor. Y en la serie de motores que a su vez son movidos por otro no podemos remontarnos al infinito. Por tanto, podemos afirmar que hay un primer motor, un fin último deseado por todos los demás seres, que es Dios.
En cuanto al conocimiento, sostiene que tanto el intelecto agente como el pasivo son una sustancia separada, común a todos los hombres. No se puede basar la inmortalidad del hombre en su condición de sustancia inteligible, porque no lo es. Ese argumento valdría para el intelecto, pero éste es común a todos los hombres y no pertenece al individuo; no es ni tan siquiera su forma sustancial.
Averroes no aceptaba que la Creación hubiera tenido lugar en el tiempo y afirmaba la eternidad del mundo, sin principio temporal.

4 comentarios:

Stop dijo...

Resulta definitivo el hecho de que sólo se conserven sus obras traducidas al hebreo o al latín.

Sobre el doble sentido de los textos "sagrados"... Es una simple artimaña para poder conciliar la razón humana con el fanatismo de la religión y las masas adoctrinadas. En otras palabras: es un juego de malabares para decirle a los poderosos: "mira, tú controla a la masa de borregos con estas tonterías indiscutibles, pero déjame pensar en libertad porque, secretamente, donde pone blanco, quiere decir negro".

Si hoy en día, después de tantos siglos, con tantísima supuesta información, con tantísimos supuestos científicos, con supuestas libertades, pensar diferente a la masa, a lo que dicta el poder, puede ser durísimo... Imaginemos como se sentiría la gente que era capaz de pensar por si misma, hace siglos, rodeados por el equivalente a nuestros politicastros, pero con autoridad para cortarles la lengua, el brazo, sacarles los ojos, quemarlos o lapidarlos. Imaginemos a estos personajes en su sociedad...

¿cómo podrían escapar a la acción de estos subnormales profundos, del Chavez, el Zapatero o la Aido de hace siglos?

La única solución es inventarse que lo negro y feo, secretamente, es blanco y bonito.

Si además les dices a estos subnormales que sólo los más inteligentes y dotados pueden apreciar este "lenguaje o mensaje secreto", pues ya tienes mucho ganado, pues los estás poniendo ante la tesitura de quedar como bobos o tontos ante unos señores que saben muchas cosas, de todo, y que te dicen que cuando lees "blanco", secretamente, pone "negro".

No hace falta decir que estos bobos leerán negro y no sólo dirán blanco, es que además, dirán: "es que está escrito en un estilo que sólo los sabios podemos comprender". Lo que se debieron reír los sabios, en secreto, de estos bobos. Pero la humanidad, es lo que es. La inmensa mayoría... peor que animalitos. Saludos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
miguel dijo...

Estoy bastante de acuerdo con Stop en lo de que esta persona debió ser enormemente inteligente para encontrar en su filosofía una salida malabar, que tranquilizara al mismo tiempo a los gobernantes de la época y a su propia conciencia, dando una solución más o menos lógica a la necesidad de tener como obligatoria esta o cualquier otra religión; sin embargo me ha vuelto a asombrar al citar los ejemplos de subnormales profundos, habiéndose olvidado por ejemplo de ese gran estadista de fama mundial capaz de dar sus conferencias en italiano, alemán y mexicano, además de que como todo el mundo sabe, son los gobernantes socialistas los que tienen como pilar fundamental de su programa, otra religión tan buena y verdadera como la anterior.
Un saludo.

Eladio García dijo...

Creo que tanto a los personajes históricos como a su obra hay que analizarlos conforme a su contexto histórico. Lo que no tiene sentido es aplicarle los parametros actuales.
A mi me parece que calificar de subnormales profundos a esas personas que has citado me parece un insulto. Te pueden gustar más o menos ( en mi caso no me gustan nada ninguno de los tres) pero de ahi a dedicarles ese adjetivo va mucho. Y estoy de acuerdo con Miguel en que a ese grupo podrias añadirle algunos nombres mas. Mas que nada para que no te acusen de parcialidad. Saludos.

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