martes, 16 de agosto de 2011

Durante el mes de Ramadán


Durante el Mes de Ramadán, el mes del ayuno diario desde el alba hasta el amanecer, el gran sheikh Abdul al-Qadir al-Jilani (que su alma sea santificada) estaba cruzando el desierto con sus derviches. Todos se hallaban exhaustos por el calor, por el hambre y la sed. Al fin, el sheikh se detuvo a descansar junto al camino, mientras sus discípulos continuaban. De pronto, apareció ante los derviches una luz intensísima, de la que provenían las siguientes palabras: "Soy el Señor, vuestro Dios. Todos vosotros sois seguidores fieles y predilectos de mi amado sheikh. Hoy he hecho la comida y la bebida lícita para vosotros. Ahora podéis comer y beber".

Los derviches se disponían a romper el ayuno, cuando llegó Abdul al-Qadir al-Jilani, gritándoles que se detuvieran. Entonces el santo se dirigió al resplandor, diciendo: "Busco refugio en Dios del Diablo Maldito". La luz se volvió inmediatamente negra.

Una vez descubierto, Satán apareció, y le dijo al sheikh: "Sabes, he estado utilizando este truco durante miles de años y tú eres el primero en descubrirme. ¿Cómo lo has logrado?".

El sheikh respondió: "Supe quien eras gracias a tres tipos de conocimiento. Los que tienen conocimiento y lo practican, siempre pueden reconocer a Satán. Ellos saben distinguir lo lícito de lo ilícito, lo verdadero de lo falso".
  
"El primer tipo de conocimiento es la ciencia de la jurisprudencia, las leyes que nos han sido dadas por Dios a través de los profetas. De acuerdo con la ley islámica, no podemos romper nuestro ayuno a no ser que se trate de una cuestión de vida o muerte. Nadie se estaba muriendo realmente de sed. Así que tu orden violaba la ley. Sólo el Diablo haría eso. Dios no nos da leyes para luego cambiarlas".

"La segunda es la ciencia de la teología. Sabemos que Dios no tiene un lugar fijo. Dios es el lugar de todos los lugares. Todos los Profetas han dicho que cuando Dios habla, la voz divina viene de todas partes, de todas las direcciones. La voz que escuchamos venía de una sola dirección, de la luz. Sabía que tenía que ser el diablo, no Dios".

"El tercero, es la ciencia del Sufismo. Todos los grandes guías sufíes han enseñado que, si Al-lâh se nos manifestara, nuestro estado interior cambiaría radicalmente, nuestro ego sería aniquilado. Pero nadie experimentó ninguna modificación en su estado interior. Si Al-lâh nos hubiera hablado en verdad, nuestras fuerzas, incluso nuestra conciencia, se hubieran evaporado".

El Diablo exclamó: "Verdaderamente, tú eres el maestro de esta época. Déjame postrarme ante ti, que atesoras tal sabiduría y santidad. Deberías tener muchos más derviches. Debes de sentirte muy satisfecho contigo mismo por haberme derrotado de forma tan completa".

En ese instante el sheikh se irguió y gritó de nuevo: "Me refugio en Dios del Diablo maldito". Inmediatamente el Diablo, que había fracasado en su intento de inflar el orgullo del sheikh, desapareció.

Ya ves como el Diablo no deja nunca de intentarlo. Muchas veces, cuando todos los demás trucos han fallado, nos puede atrapar por medio de nuestro orgullo. El Diablo es el enemigo implacable de la humanidad, y puede llegar a extremos increíbles para extraviarnos. A veces extravía a la gente pretendiendo ser un guía espiritual, o incluso Dios el Altísimo. La seguridad está en el estudio y la práctica de la ley religiosa y de las enseñanzas espirituales.

Autor: www.sufismo.org.ar - Fuente: Webislam

3 comentarios:

Stop dijo...

Hombre, pues está clarísimo que Mahoma fue totalmente engañado por algún diablo y de ahí vienen la mitad de las salvajadas que están escritas en el Corán.

Que pena que Mahoma no supiera distinguir al diablo y se dejara engañar de esa forma.

Eladio García dijo...

Stop, no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oir. Leeté el Corán y dime que salvajadas hay. Y no me descontextualices cosas porque yo podría hacer lo mismo con la biblia. Saludos.

Stop dijo...

Wafah, me he leí hace tiempo el Corán dos veces y quedé totalmente horrorizado.

No necesito descontextualizar nada, porque hay cosas que se dicen claramente, las otras se dan por sobreentendidas.

No encontré nada de espiritualidad en el Corán. Son todo normas, prohibiciones, mandatos, nada de lo allí expuesto es discutible, es como una lista hecha por una vieja para que un grupo de gente no demasiado culta no se pelee entre ellos, no se saquen los ojos, no se emborrachen, no violen sin ton ni son... es todo, absolutamente todo, materialismo puro y duro.

Sobre la Biblia, ya te he dicho muchas veces que yo no soy cristiano. Y también te he explicado que a los católicos sólo les interesa el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es tan materialista y tan mezquino como el Corán. Es primitivismo en estado puro y duro. Lo único bueno es que hay algo de literatura y leyendas, recopiladas, que dan algo de valor literario al texto. Tanto por la cantidad, como por la variedad e incluso profundidad, porque existen algunos textos "sapienciales", la Biblia, pese a todo, es muy superior al Corán, que es lineal, reiterativo, se repite una y otra vez más que el ajo, y cuyo único valor sea tal vez el estético, o "musical", pero sólo para aquellos que puedan apreciar la supuesta composición poética en árabe. Vamos, que lo siento pero se nota perfectamente que Mahoma era analfabeto y un simple traficante de mercancias. Que el texto sea en forma poética es para facilitar que sea recordado y la belleza del mismo, es algo artificiosa pues según tengo leido en más de un sitio, el árabe usado en el Corán se hace coincidir artificialmente con la métrica empleada, lo cual crea peculiaridades que incluso hacen algunas frases difíciles de entenderse.

Lo siento por ti, pero la realidad es la que es. No siento simpatía por los judíos, pero sus textos son muy superiores a los musulmanes. Sobre los posibles textos del mundo "pagano", los judíos y sus secuaces los cristianos se encargaron de borrarlos de la faz de la tierra así que no sabemos si eran bueno, malos o pésimos. Saludos.

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